domingo, 8 de mayo de 2016

A cañonazos.



Está claro que no todo en la vida va a ser duro trabajo y abnegado sacrificio, también hay momentos de solaz con los cuales animar nuestra vida en Gran Bretaña.

Aprovechando que hemos tenido este pasado lunes festivo (Bank Holiday), la ocasión la pintan calva para hacer una escapadita de un día con el coche y recorrer cualquiera de los bonitos rincones que Gran Bretaña atesora, si a eso le sumamos la tregua que por el momento nos dió la climatología, en forma de buen tiempo, pues ya nos quedamos sin excusas para quedarnos apalancados en el sofá de casa.

Así que Mr. Q y el aquí tecleante nos pusimos manos a la obra acerca de cuando, donde y como aposentar nuestros reales, después de una reunión de urgencia convocada en el Wetherspoon y tras la ingesta de tres pintas de líquido elemento por barba. Nos decantamos por visitar el museo de tanques de Bovington, al cual ya le habíamos echado a pachas una avaricioso vistazo a través de internet.

El museo de tanques de Bovington está situado en el condado de Dorset, esto es, al sur de Inglaterra, y está considerado como uno de los museos de referencia a nivel mundial al respecto, junto con otros como el Patton en Estados Unidos, Münster en Alemania, o Kubinka en Rusia.

En el pueden verse desde los primeros modelos de tanques de la I Guerra Mundial, hasta los más modernos Challenger británicos, pasando por modelos míticos como el Tiger I alemán o el T-34 soviético, ambos de la II Guerra Mundial, todos ellos retaurados con un primor que a mí no me dejó de causar asombro. Un sitio ideal si tienes niños pequeños para hacer una excursión de un día, y he de confesaros que tanto Mr. Q como yo, a pesar de lucir incipiente tripón cervecero y peinar alguna que otra cana, disfrutamos también como niños.

Pero mucho mejor que toda la palabería que pueda teclear, escolgar algunas de las fotos que tomé a diestro y siniestro en el lugar.


Aunque los primeros tanques los creaorn los británicos para romper la guerra de trincheras, este fué uno de los tanques alemanes pioneros durante la I Guerra Mundial, desafortunadamente, es una réplica, ya que ninguno sobrevivió a la contienda.


 Hasta un Rolls Royce... Puestos a ir la la guerra, que no sea por falta de glamour...



Un Mark III Británico, el conductor iba sentado delante del motor, no quiero imaginar la sordera con la que tenían que terminar los tripulantes del tanque con semeante bestialidad de motor literalmente pegado a ellos, por no hablar del calor infernal...


El legendario Panzer VII Tiger de la II Guerra Mundial, una auténtica bestia de 70 Tm con el cañón Flak de 88mm... Era capaz de acertar a un Sherman Norteamericano o un T-34 frontalmente desde unos 2000 metros y reventarlo. No había nada igual entre los aliados.


Pruebas de tiro en una plancha blindada, impresiona verlo al natual...



Interior de un tanque británico cortado por la mitad longitudinalmente, está claro que no es un entorno apto para claustrofóbicos, ya que van literalmente empotrados dentro de la maquinaria, si a eso le unes estar encerrado 12 horas dentro, pasando un frío del demonio o abrasado de calor en medio del desierto...


El celebérrimo T-34 Soviético de la II Guerra Mundial, con su cañón de 85mm y blindaje inclinado, los propios alemanes no dudaron en considerarlo el mejor tanque de la II Guerra Mundial. Por su logrado equilibrio entre potencia de fuego, movilidad y blindaje.


Mi preferido es el Panzer VI Tiger, en su momento, 56 toneladas de puro terror en acción, sólo hay conservados 5 en todo el mundo, y este es el único que está completamente operativo... vamos, que anda perfectamente y el cañón de 88mm dispara sin problemas.


Y como colofón, he aquí un hangar con casi 100 vehículos acorazados a la espera de restauración.

Espero que os haya gustado.








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