Es el palabro de moda ahora mismo, si hace dos semanas hubiéramos preguntado lo que significa, la mayoría se encogería de hombros, pero está claro que ahora de la noche a la mañana casi ha pasado a formar parte del vocabulario popular como prima de riesgo o Brexit.
Por supuesto
que me estoy refiriendo a Ransomware.
A mí, cuando
me preguntan al respecto, siempre digo que los ordenadores han supuesto algo
tan importante para nuestra civilización, como en su día lo supuso la invención
de la imprenta por parte de Gutemberg en el siglo XV, los libros, que fueron
hasta entonces un artículo de lujo elaborado a mano, cuya producción era por
ello escasísima, además de cara, pasó a ser un artículo de consumo masivo, de
hecho, hay quién ha calculado que el número de libros en Europa pasó de ser en
unos cincuenta años de unos cien mil, a ser diez millones.
Si eso no es
una revolución en la difusión del saber… que venga Dios y lo vea.
Y ahora el
papel y la tinta ceden su protagonismo al silicio y los bits.
A aquellos a
los que Internet nos ha pillado ya en el filo de la treintena, somos testigos
del antes y el después
No sé si
mucha gente es consciente de las implicaciones que ello conllevan, en un mundo
en el cual todo está interconectado, no existe la posibilidad de ser un moderno
Robinson, tanto para bien como para mal. Internet lo mismo vale para que el
nombre de tu empresa sea conocido en todo el mundo a una escala que era
impensable hace una generación, pero igualmente vale para que tu cara fotografiada
en la situación más comprometida que te puedas imaginar, sea conocida por todo
el mundo.
Se habla de
que en un futuro, tendremos todos los electrodomésticos de la casa conectados a
Internet, que los podremos controlar sin problemas desde nuestro Smartphone,
que nos avisarán de cuando hay que cambiar el filtro del lavaplatos porque está
sucio, o de que el frigorífico nos avise de que tenemos que comprar tal o cual
cosa que escasea o nos está a punto de caducar. O que por ejemplo, el coche
pueda en la práctica hacer una ruta previamente programada, como la que hay del
trabajo a casa y de dónde es mejor que aparquemos, por no hablar del
mantenimiento y revisiones… y de momento ahí lo dejo, que el límite de cosas
posibles lo pone la imaginación de cada uno, tanto para bien como para mal.
Eso también
implica el hecho de que es una fuente valiosísima de información acerca de tus
hábitos de vida, lo que compras, tus costumbres, aficiones… que puede ser
utilizado al margen de que tu lo sepas para bien… pero también para mal en
manos de gente u organizaciones sin escrúpulos de ningún tipo.
Para mí está
claro que el mejor antivirus que existe contra todo eso, es el de la
desconfianza.
Cuando uno
se quiere descargar en su móvil la típica App para convertirlo en una linterna
llegado el caso ¿Por qué te piden tener acceso a tus fotos, videos, lista de
contactos y geolocalización? ¿Qué tiene eso que ver con una simple luz que
enciendes y apagas? Porque claro,
eso implica abrir de par en par las puertas de tu teléfono y a todo lo que
contiene a alguien que es un perfecto desconocido… ¿Estarías dispuesto a
repartir octavillas en la calle con los datos de contacto al detalle de la
gente que tienes registrada en tu móvil? ¿Harías lo mismo con las fotos de tu
móvil poniendo en el reverso el nombre, apellidos, email y teléfono de los que
en ella aparecen?
Por no
hablar de sitios como Feisbuc, o instagran, donde por ejemplo, cuando subes una
foto, les otorgas el derecho a hacer con ellas lo que les dé la gana en
cualquier parte del mundo, la pueden copiar, regalar, vender, editar sin que tu
recibas ninguna notificación de lo que hacen con ellas, ni por supuesto
compensación económica alguna o derechos de imagen, sin importar lo que diga la
legislación de cada país…
No sé a
vosotros, pero la verdad que a mí no me hace mucha gracia algo así. Mi vida
privada es un tesoro el cual pienso preservar lo mejor posible.