domingo, 18 de septiembre de 2016

Back to Spain



Está claro que salir de tu país para irte a trabajar a otro no es moco de pavo. Pero ya lo que es inusual es venirse de Erasmus al Reino Unido, y puestos a dar el triple salto mortal, es hacerlo a los 55 años con una rara mezcla de ilusión juvenil por un lado, y de madurez y fortaleza mental que sólo un tipo como Joseba Quintana puede exhibir sin complejos.

Nos reconocimos en un pub por nuestro acento español, al pedir casi al unísono la misma pinta de Guiness, no tardando más de diez segundos en saber que yo soy de Santurce y el de Bilbao, saliendo casi de forma automática la famosa canción entre risas y la sensación agradable que te da hallar a un casi vecino en la otra punta de Europa.

No tardamos mucho en darnos los teléfonos y en quedar a la siguiente semana para tomar algo. Me contó que una vez terminados los estudios, le ofrecieron la posibilidad de irse de Erasmus, cosa a la cual dijo que si con rotundidad, que nunca es tarde para expandir horizontes ni para enriquecer su bagaje vital con una experiencia como la de irse a vivir y a trabajar a otro país, que ni siquiera su limitado conocimiento del inglés le refrenó.

Empezó de Erasmus en un hotel como pinche de mantenimiento, lo que aquí se dice un Handyman, que lo mismo te vale para dar una mano de pintura a una valla de madera que para reparar una línea telefónica en una habitación que no funciona, pasando por instalar una par de focos halógenos en la recepción. Ya desde el primer día quedó claro para el personal del hotel, que no estaban ante el típico jovenzuelo estudiante alocado que se dedica a mirar más el culo a las camareras de piso, que a hacer bien su trabajo, para regocijo del mánager. Estaba claro que Joseba llevaba muchos años de oficio a sus espaldas y eso se tradujo en que nada más finalizar su período de Erasmus, le hicieron un contrato permanente a jornada completa.


A mi personalmente me parece un estupendo ejemplo de coraje y de tenacidad, de persona que no se arruga ante los desafíos, que conoce sus limitaciones y no fuerza la maquinaria más allá del límite, que a pesar de su edad es un tipo con empuje, al cual muchos podían tomar como modelo, y no deja de resultar patético como en España todo eso a la hora de buscar trabajo no te sirve de nada cuando ven en tu curriculum que tienes 55 años, no siguen leyendo, no interesa lo más mínimo.

Y así poco a poco, entre pintas de Guiness y risas, fuimos mutuamente conociéndonos, compartiendo gustos, aficiones, y excursiones aquí y allá. Desmenuzamos sin compasión pasajes pretéritos de nuestras vidas, sobre lo que pudo ser y no fue, y sobre de que no pudo ser y fue también, no habiendo lugar para derramar una sola lágrima sobre leche derramada, sino para encarar el futuro con ilusión y ganas, pero también con esa incertidumbre que le es inherente.

Hasta que la cosa llegó a su fin.

Por razones que no voy a contar, al final Joseba se volvió a España, poniendo punto final a su peripecia vital en tierras británicas, pero os prometo que no lo hizo sin sentir una punzada de tristeza cuando quedamos por última vez en nuestro pub de referencia a tomar a última pinta de Guiness, trataba de mantener la compostura, pero al final tras la cuarta pinta ya era imposible disimular la pena en sus ojos.

Sólo espero que le vaya estupendamente en su Bilbao natal.

2 comentarios:

  1. Bonita entrada. Los que hemos vivido algo parecido, sabemos lo admirable que es tal acción.

    Uf, lo de la edad en España es deprimente. Con lo bien que nos conservamos!! jaja.

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    1. Buenas noches,

      Es algo que siempre podrá lucir con orgullo en su almanaque particular, de lo cual me alegro.

      Antxon.

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