domingo, 20 de marzo de 2016

Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.


Hace ya mucho tiempo, tanto ya que se me antoja casi una eternidad, que empecé a escribir estas líneas desde el camarote de un ferry rumbo a Inglaterra, no llevaba ni 6 horas de travesía pero ahí afuera no dejaba de ulular el viento ni de golpear la marejada del Cantábrico con la furia y frialdad características del invierno por estas latitudes, sintiéndome a veces como un corcho flotando sobre una copa de champán agitada por un borracho, no es una sensación agradable, pero incluso rodeado de circunstancias como estas, no tengo motivos para poder quejarme cada vez que me detengo a pensar y lo comparo con lo que he dejado atrás en el muelle de embarque.

Y no ha sido un espectáculo bonito de contemplar, eso os lo garantizo.

Leí hace mucho tiempo que la verdadera fortaleza de un hombre se mide por la capacidad de mantener la entereza mientras ves cuando a tu alrededor todo se derrumba, cuando hasta los mas sólidos baluartes de tu vida acaban desmoronados bajo el abrumador peso de los acontecimientos y tiembla el suelo bajo tus piés, es en esas circunstancias donde verdaderamente se pone a prueba tu temple y tu capacidad para seguir en pie, en suma, ahí sale a relucir la pasta de la cual estás formado. Porque la prueba de hoy ha sido hercúlea, de las que difícilmente se olvida, un jalón más en mi recorrido vital, pero este jalón es distinto, más grande, más evidente, descuella por méritos propios sobre los demás. Hoy ha sido el día de las despedidas.

Me he pasado toda la noche casi sin pegar ojo, pues hasta una persona de nervios de acero como yo estas cosas no dejan de producir desazón, como quién se asoma a un abismo para acabar desembocando en un día como el de hoy, ha sido un día extraño, casi psicodélicamente irreal, por momentos parecía que el tiempo se detenía congelado por unos instantes que se me antojaban eternos, para acto seguido darme la impresión de que todo transcurría a velocidad de vértigo. Nunca dejarán de sorprenderme los oscuros recovecos que nuestra mente oculta, pues lo tengo todo grabado en ella con gran viveza, a pesar de que el paso de los años hacen que nuestra memoria, otrora flexible, se vuelva paulatinamente rígida y torpe.

Por momentos me he sentido como si nada de lo que estuviera pasando fuera real, como si fuera una pesadilla, una escena tan surrealista que no sabes si estás soñando o estás despierto, pero no era un sueño en absoluto, era bien real, tan real como este barco al que agitan las olas. He podido leer la tristeza y el temor en sus rostros, sentimientos imposibles de disimular bajo la aparente tranquilidad y compostura que a todo trance intentan mantener, y es que ahí estaban todos, mi familia, la familia política y por supuesto mi mujer y mi hijo. Pero al final todo se ha desbordado, como un dique que cede bajo la monstruosa presión de los acontecimientos, la primera en romper a llorar ha sido mi mujer, y ha sido como un detonador que ha desatado la reacción en cadena. Sintiéndome completamente impotente en todos mis intentos por calmarles, manteniendo en todo momento la entereza y la cabeza fría, pero siéndome imposible disimular la tristeza que en esos momentos me invadía, seguido acto después de una sensación de furor demoníaco que a punto ha estado de resquebrajar mis últimas reservas de autodominio.

He sentido una rabia homicida hacia todos aquellos que han convertido este país en una ciénaga, donde toda esperanza de tener un futuro mínimamente digno para nosotros y nuestros hijos ha sido cercenada sin titubeos, donde la frontera de África vuelve a estar a la altura de los Pirineos y se nos condena a vivir y trabajar los que tengan la suerte de hacerlo, es un decir, en condiciones decimonónicas sin mas horizonte que una vejez de miseria, he apretado los puños hasta clavarme las uñas en las palmas deseando tener ahí dentro el pescuezo de muchos hijos de puta para estrangularlos hasta dejarles el cuello como un hilo de gordo.

Me gustaría verles a ellos en el mismo trance vital en el cual yo me he visto sumido hace unas horas, partiendo hacia el exilio como antes que el aquí escribiente, tantos y tantos españolitos han emprendido bien lejos de sus hogares, unos, empujados por la esperanza de encontrar un futuro que en la actual España tienen mutilado, otros, por la desesperación de ver todas las puertas de su porvenir cerradas en esta arcadia de cainitas y truhanes. Sería digno de ver a tanto ladrón oportunista, canalla sin escrúpulos o simplemente, grandísimos hijos de puta emigrar para buscar trabajo de barman, friegaplatos, barrenderos, au-pairs, peones por ETT o reponedores de supermercado, porque no nos olvidemos de algo fundamental, y es que son gente que en su inmensa mayoría no ha conocido otra manera de ganarse la vida aparte de medrar gracias al latrocinio, al pesebrismo, la política, los contactos, los enjuagues y trapacerías de toda laya, no tienen ni puta idea de lo que es trabajar como simples mileuristas aguantado por encima suyo a un jefe que les despide sin pagarle, o trabajando hasta reventar un montón de horas extras gratis, o ser uno de tantos becarios estafados y exprimidos como limones, utilizados y tirados a la basura cuando les han sacado hasta la última gota, y por supuesto, se puede decir que la práctica totalidad no sabe ni presentarse en un idioma que no sea el suyo propio.

Imaginároslos helándose de frío perdidos en medio de la nada, buscando alojamiento como flat mates, llamando para solicitar el NIN, rellenando un application form, o ante una entrevista en el job centre o en una recruitment agency. Pagaría por verlos, os lo juro, lo haría por ser su casero, tele operador al otro lado de la línea mientras solicitan el NIN, o su entrevistador en un trabajo.

2 comentarios:

  1. Buenos dias,
    Antxon de verdad gracias por esta entrada, parece que estuviera yo escribiendola...me identifico mucho contigo salvo en que yo aun no he tenido ese valor tuyo de salir de este cortijo.
    Miedo a dejar la familia atras, miedo al ingles, miedo a tener que volver con el rabo entre las piernas, no se.
    Soy ingeniero informatico pero el ingles lo llevo pelado y no se. Si no es indiscreccion ¿que nivel de ingles llevabas tu? Estoy por gastarme los ahorros que tengo en irme a UK a aprender ingles y mientras ver si sale algo pero me da miedo que llegue el dia de que tenga 0€ y no haya encontrado nada.
    Un saludo y suerte en ese proyecto.

    ResponderEliminar
  2. Buenas noches,

    Para que tengas una referencia, yo me fui con 5º de la Escuela Oficial de Idiomas, y más de un año después, muchas veces las sigo pasando putas para entender a la gente, ya que cualquier parecido entre el inglés académico de la BBC, y lo que habla la gente de la calle, es pura coincidencia.

    Y el miedo es algo que siempre va a estar presente, es algo que hay que aprender a domesticar.

    Antxon.

    ResponderEliminar