martes, 16 de mayo de 2017

Ransomware


Es el palabro de moda ahora mismo, si hace dos semanas hubiéramos preguntado lo que significa, la mayoría se encogería de hombros, pero está claro que ahora de la noche a la mañana casi ha pasado a formar parte del vocabulario popular como prima de riesgo o Brexit.

Por supuesto que me estoy refiriendo a Ransomware.

A mí, cuando me preguntan al respecto, siempre digo que los ordenadores han supuesto algo tan importante para nuestra civilización, como en su día lo supuso la invención de la imprenta por parte de Gutemberg en el siglo XV, los libros, que fueron hasta entonces un artículo de lujo elaborado a mano, cuya producción era por ello escasísima, además de cara, pasó a ser un artículo de consumo masivo, de hecho, hay quién ha calculado que el número de libros en Europa pasó de ser en unos cincuenta años de unos cien mil, a ser diez millones.

Si eso no es una revolución en la difusión del saber… que venga Dios y lo vea.

Y ahora el papel y la tinta ceden su protagonismo al silicio y los bits.

A aquellos a los que Internet nos ha pillado ya en el filo de la treintena, somos testigos del antes y el después

No sé si mucha gente es consciente de las implicaciones que ello conllevan, en un mundo en el cual todo está interconectado, no existe la posibilidad de ser un moderno Robinson, tanto para bien como para mal. Internet lo mismo vale para que el nombre de tu empresa sea conocido en todo el mundo a una escala que era impensable hace una generación, pero igualmente vale para que tu cara fotografiada en la situación más comprometida que te puedas imaginar, sea conocida por todo el mundo.

Se habla de que en un futuro, tendremos todos los electrodomésticos de la casa conectados a Internet, que los podremos controlar sin problemas desde nuestro Smartphone, que nos avisarán de cuando hay que cambiar el filtro del lavaplatos porque está sucio, o de que el frigorífico nos avise de que tenemos que comprar tal o cual cosa que escasea o nos está a punto de caducar. O que por ejemplo, el coche pueda en la práctica hacer una ruta previamente programada, como la que hay del trabajo a casa y de dónde es mejor que aparquemos, por no hablar del mantenimiento y revisiones… y de momento ahí lo dejo, que el límite de cosas posibles lo pone la imaginación de cada uno, tanto para bien como para mal.

Todo ello me lleva a reflexiones interesantes.

Eso también implica el hecho de que es una fuente valiosísima de información acerca de tus hábitos de vida, lo que compras, tus costumbres, aficiones… que puede ser utilizado al margen de que tu lo sepas para bien… pero también para mal en manos de gente u organizaciones sin escrúpulos de ningún tipo.

Para mí está claro que el mejor antivirus que existe contra todo eso, es el de la desconfianza.

Cuando uno se quiere descargar en su móvil la típica App para convertirlo en una linterna llegado el caso ¿Por qué te piden tener acceso a tus fotos, videos, lista de contactos y geolocalización? ¿Qué tiene eso que ver con una simple luz que enciendes y apagas? Porque claro, eso implica abrir de par en par las puertas de tu teléfono y a todo lo que contiene a alguien que es un perfecto desconocido… ¿Estarías dispuesto a repartir octavillas en la calle con los datos de contacto al detalle de la gente que tienes registrada en tu móvil? ¿Harías lo mismo con las fotos de tu móvil poniendo en el reverso el nombre, apellidos, email y teléfono de los que en ella aparecen?

Por no hablar de sitios como Feisbuc, o instagran, donde por ejemplo, cuando subes una foto, les otorgas el derecho a hacer con ellas lo que les dé la gana en cualquier parte del mundo, la pueden copiar, regalar, vender, editar sin que tu recibas ninguna notificación de lo que hacen con ellas, ni por supuesto compensación económica alguna o derechos de imagen, sin importar lo que diga la legislación de cada país…

No sé a vosotros, pero la verdad que a mí no me hace mucha gracia algo así. Mi vida privada es un tesoro el cual pienso preservar lo mejor posible.


7 comentarios:

  1. Hombre: son los peligros de la vida moderna (cada vez más conectados, cada vez más dependientes de tecnología intangible que, a su vez, es producida por organizaciones cuya sed de datos sobre sus usuarios no acaba de saciarse).

    La nueva moneda no es el Bitcoin: son los datos de tus clientes, de tus usuarios, de tus visitantes, de todo aquello que se meneé, buscando el Santo Grial que te lleva a, exactamente, el tipo de persona o perfil que quieres para tal o cual propósito.

    Y todo ello, siempre, bajo la misma premisa: "Si no pagas nada por usar un servicio, el producto eres tu".

    Sólo hay que ver los data-centers de Google o Facebook para entender esa verdad: todo eso no se paga solo, lo pagan tus datos y tus interacciones con sus herramientas.

    Buen post :-))

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    1. Buenas tardes,

      Gracias por comentar, como de costumbre.

      Pues si... es lo que tiene todo esto del ciberespacio, tanto para bien como para mal.

      El problema es hasta que punto la gente es consciente de ello.

      Antxon.

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  2. La verdad es que da miedo.En la era donde todo el mundo tiene a su alcance cualquier libro (conocimiento) hay mucha gente, tan enganchada a las nuevas tecnologías que no se dan cuenta que están igual de manipulados como cuando no había acceso a la educación, libros, etc.
    También me fijo que la gente va muy deprisa, no tiene tiempo y cada vez se compra más sin salir de casa, personalmente, prefiero ir yo misma y algunas de las compras las sigo haciendo en tiendas de barrio.
    Incluso en los supermercados, con las tarjetas de puntos o acumulación de compras, saben cuales son tus preferencias.

    Saludos,
    Yolanda

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    1. Buenas tardes,

      Gracias por comentar.

      Simplemente tu tarjeta bancaria es un formidable medio no ya sólo para componer un retrato robot de tus gustos, aficiones, hábitos de compra y opiniones, también es un estupenda radiobaliza para saber dónde y cuando has estado en cada lugar, con precisión al minuto.

      Antxon.

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  3. Buena entrada, Antxon. No lo vas a creer, pero acabas de enseñarme una nueva palabra. Pues sí, la desconocía.
    Es cierto que da algo de vértigo todo el tema de las fotos en internet, mas creo que es algo imparable, una guerra perdida. Porque aunque tú no cedas ni un milímetro de tu intimidad, no cuelgues ni una caricatura tuya, habrá otros (amigos, conocidos, gente que pasaba por allá) que sí lo harán, sin reparo alguno, sin permiso, sin importarles. Y allí estará tu rostro, con un careto de risa, haciendo el ganso, en una party con dos botellas en ambas manos, o boca abajo haciendo el pino. Las colgarán, y un robot o programa o aplicación o cualquier ingenio cibernético, reconocerá tu rostro (creo que ya es posible) y una etiquetita muy cuca añadirá tu nombre y apellidos. Y sin tú hacer nada, tu tontería será compartida por miles de personas.

    Que Dios nos pille confesados.

    Un saludo.

    Jorge

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    1. Buenas tardes,

      Gracias por comentar.

      La mejor terapia contra eso es obviamente no formar parte de nada de eso, o al menos serlo lo menos posible, yo por ejemplo no tengo cuenta ni en tuiter, ni en feisbuc, ni en instragan, ni he colgado jamás fotos mías o de terceros, no se puede encontrar algo que no existe.

      Hace poco comentábamos en la cuadrilla lo del tema de la privacidad en Internet, (Ya que todos somos padres), lo celosos que somos o seremos con la privacidad de nuestros hijos. Pero igualmente me toca los cojones, cómo hay gente que tiene el listón del respeto de su privacidad personal por las nubes, y al mismo tiempo, tiene el de la privacidad ajena por los suelos...

      Simplemente me parece una hipocresía de concurso.

      Antxon.

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  4. A mi tampoco me hace mucha gracia, la nueva tecnologia nos esta carcomiendo las almas y no deja nada al rastro

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